¿Propuesta didáctica de educación sexual o lavado de cerebro?

Ante la Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación inicial y Primaria, caben muchas preguntas.

¿Quién defiende a los niños de los educadores sexuales?
¿Quién respeta y defiende el derecho de los padres en la educación?
¿Dónde están los defensores de la laicidad?

Y, saliéndonos del libreto. ¿está excluido educar aceptando el sexo de varón y mujer, preparando para el matrimonio y la familia estable? ¿se puede educar hablando de castidad? ¿se puede incluir en la educación que muchos creen que somos creados por Dios y que de aquí viene un sentido del ser humano, incluida su dimensión sexual y afectiva? ¿o sólo cabe imponer la ideología de género y la destrucción de toda otra visión de la vida?

                Ya el título abre el paraguas.
Se le llama propuesta. Aparentemente no se impone. Además se ha hablado de un consenso "Esta propuesta salda posibles obstáculos porque no viene desde afuera, impuesta, sino que se desarrolla en conjunto", dijo el representante de los autores Gonzalo Salles, de Gurises Unidos). Es decir el consenso de los autores.
Se le añade didáctica, como si se tratase solo de algunos consejos tácticos, cuando en ella se impone teórica y prácticamente, de un plan para una determinada concepción de la vida de los niños (ya sé que ahora hay que decir cada vez los niños y las niñas).
Para el abordaje, es decir, para un modo de acercamiento, que puede corresponder a la 4 acepción figurada del  verbo abordar (DRAE: emprender o plantear un negocio o asunto que ofrezca dificultades o peligros. Pero en verdad es un abordaje como el de los piratas, para poseer el cuerpo y el alma de los niños  (si quieren digan simplemente psicología, pero en realidad es el alma).
                A pesar de todas esas salvedades, la propuesta viene para imponerse.
                Desde el comienzo se atribuye a la escuela el deber de implementar una verdadera revolución cultural: “La escuela como institución tiene el compromiso de resignificar el sentido y las formas en que la educación se desarrolla, posicionándose profesional, crítica y responsablemente en la sociedad del Siglo XXI”.
Para fundamentar esto se citan una serie de documentos de la educación, la ley de educación, la ley Nº18.426 (de despenalización del aborto, titulada de la salud sexual y reproductiva), el código de la niñez y la adolescencia. Se presenta la propuesta como un paso más en este proceso.

                Primera pregunta: ¿Quedó abrogada la Constitución de la República en este proceso?
Ella dice: Artículo 68.- Queda garantida la libertad de enseñanza.
La ley reglamentará la intervención del Estado al solo objeto de mantener la higiene, la moralidad, la seguridad y el orden públicos.
Todo padre o tutor tiene derecho a elegir, para la enseñanza de sus hijos o pupilos, los maestros e instituciones que desee.
                En toda la iniciativa que estudiamos aparece un avasallante dominio del Estado – y particularmente de las instituciones de enseñanza – sobre los padres. Tan sólo se les invita para ver de meterlos en el proyecto. 
                ¿Cuál ha sido la intervención de los padres o tutores en la elección de esta propuesta? ¿Qué libertad tienen los padres con respecto a  la educación de sus hijos?  ¿Quién respeta y defiende el derecho de los padres en la educación?  ¿Qué hacen los padres que no están de acuerdo con que decodifiquen a sus hijos de su identidad sexual, que les hagan dudar de si son varones o mujeres, que no los preparen para formar una familia?

                Segunda pregunta: ¿dónde queda la laicidad del Estado en la enseñanza?
                Si no fuera tremendo el asunto, causaría risa que se separe del cargo a una directora y salgan a vociferar los defensores de la laicidad, porque esa directora permitió que unas madres dirigieran un taller  (para alumnos de los últimos años de bachillerato) que mostrara que en el caso del aborto se mata un niño y, sin embargo, en cambio cuando se somete a los niños a juegos sobre su cuerpo, sin su permiso y sin permiso de los padres, cuando se les hace dudar de su identidad sexual, cuando se les impone toda una ideología que es totalizante como una religión, entonces no pasa nada.
                ¿Dónde están los airados defensores de la laicidad? ¿Cuando un clérigo visita una escuela y puede ser que lo vean los alumnos? ¿Quizás  esa imagen les transforme la cabeza? Y sobre este masivo adoctrinamiento imposibilitando desarrollarse pacíficamente según su corporeidad, de acuerdo con la cultura de sus padres, haciéndose algunas preguntas morales que en esta casi a-moralidad no existen. Preparándose mejor para un matrimonio y familia más estables, que toda la ciencia prueba que es en sí misma – por supuesto depende de las personas – el mejor ambiente para procrear y educar. ¿Ni siquiera una miradita a ese proyecto? Y el ocultamiento de toda concepción religiosa del hombre, varón y mujer, y de su corporeidad, su capacidad sexual, su posibilidad de amar responsablemente, ¿no es una violación de la apertura a la realidad, incluida las creencias?
¿Quién defiende a los niños de los educadores sexuales?  Que les ordenan pellizcar, tocar al otro, dejarse tocar, por aquel que el docente indique. ¿No tiene derecho a la privacidad de su cuerpo? Deben ver criticadas sus gustos deportivos y sus expresiones. 
Se invoca los derechos de los niños y adolescentes para negar la potestad de los padres y arrogarse los supuestos 'técnicos' del Estado el derecho a imponer no sólo su visión a los niños, sino las conductas, las valoraciones, y hasta la imaginación (juegos, cantos, tocamientos).  El artículo de Hoenir Sarthou "sexo en la escuela" advierte con razón sobre la falta de respeto sobre los niños en algunas actividades, que son concordes con los principios.
Esta propuesta pretende liberar a los niños (entendido el plural por niños y niñas como cualquier hispanohablante), de maléficas influencias, en “especial  promover la reflexión en torno a los modelos hegemónicos impulsando la deconstrucción de los mismos”.  ¿Se ‘de-construye’ qué, cómo y para construir qué?
También aquí, si no fuera tan serio, daría para reírse. ¿Qué se entiende por hegemónico? Porque la hegemonía en la cultura, en los medios de comunicación y en el dinero para estos proyectos la tienen los que propulsores de la ideología de género, lo antinatalistas y los que no aprecian el matrimonio y la familia, constituida en lo posible por padre, madre e hijos. ¿O van a temer que la hegemonía la tenga a Iglesia Católica o algún grupo evangélico? ¿o  no miran televisión?
Si se quiere una prueba simple, ¿quién apoya todo esto, según lo dice el mismo libro en la página 4?  El Fondo de Población de las Naciones Unidas, que es sabido definidamente antinatalista, antimatrimonio y antifamilia. Y su publicación se inscribe en la “Estrategia intersectorial y nacional de prevención del embarazo no intencional en adolescentes” que forma parte del Plan Nacional de Primera Infancia, Infancia y Adolescencia 2016 - 2020 y de los Objetivos Sanitarios Nacionales 2020”.  Es un plan de imposición hegemónica, que tiene su apoyo en los antinatalistas del primer mundo. 
De verdad que algo sea hegemónico no dice nada. Lo que sí importa es si es bueno, verdadero, al servicio del desarrollo integral de las personas o no.  Y esta hegemonía no lo es.
Continuamente el libro afirma que son enseñanzas científicas, pero cualquiera entiende que es una  ideología, en el concreto, la ideología de género la que estructura el programa. Se hace pasar por ciencia el dogmatismo de que todo es igual, para condenar a los que no piensan como ellos.
En algunos puntos el plan está fuera de moda hasta el ridículo. ¡Ya fue! ¿En este momento alguien identifica la cocina con la mujer esclava del hogar y teme que si sus hijos varones cocinan vayan a tener una mala identificación sexual? ¿Hay que insistir en ello, cuando Master chef lo gana Nilson, que además de padre esposo y padre de familia es policía? ¡Vamos! ¡El empuje y la finalidad de la ideología, usando esos ejemplos, es otro! Dentro de poco habrá que atacar como machista que un hombre se dedique a la cocina y le saque trabajo a alguna mujer.
Con su afán de no discriminar, esta formación avasalla, destruye, y va quedando como modelo indiscutido el “trans”, el que no coincide con su sexo (porque estrictamente transexual no es: sigue siendo varón o mujer).
¿Es posible y buena una educación de la sexualidad, sin ninguna referencia al bien de la paternidad, al bien del matrimonio, al bien de la educación de los  hijos por parte de sus padres?  Por supuesto que hay que acompañar a cada uno donde esté, pero la educación  tiene que proponer valores, más aún un sentido de la vida, un sentido de la existencia.
Esta no propone algo por lo cual valga la pena vivir nuestra existencia humana, de seres libres, corporales y sexuados.
Por su puesto, yo creo que hay un sentido, una moral, una finalidad en el desarrollo del ser humano, varón o mujer, y que la educación debe incluir ese sentido, esa exigencia moral, esa construcción de la capacidad de ser responsable, esos códigos de conducta. Ahora no es el lugar de exponerlos. Sólo diré que están ausentes en este plan.




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