LA LIBERTAD DE EDUCAR, LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO y EL ESTADO DE DERECHO.

           Educación y discriminación
Días pasados apareció en la prensa  información acerca  del seminario  “Personas trans y educación:  trayectorias truncadas” (sobre él se puede leer en El País del sábado 28 de septiembre, y también en uy.press 2.09.2014).
Como toda problemática verdadera, hay diversos aspectos del tema. El principal es ir contra la discriminación que suelen padecer la personas trans.
Pero, a su vez, como toda problemática compleja son distintos los abordajes tanto conceptuales como prácticos y políticos.
El planteo general es que no sólo se debe practicar la tolerancia con las distintas maneras de vivir la personalidad sexual, sino que hay que ir a la supresión de las discriminaciones injustas con respecto a esa minoría.
Hasta aquí nadie va a opinar en contrario.

El substrato: la ideología de género.
Pero si se da un paso más en el planteo, éste aparece sustentado en primer lugar en la ideología de género. Esta ideología no es obvia, ni es simplemente racional, ni se funda en el respeto de las personas, sino que es una construcción ‘idealista’ que considera que las diferencias hombre-mujer son meramente construcciones culturales, leídas en clave de dominación. Entonces la diferencia corporal, somática y su realidad psíquica se minimizan hasta carecer de sentido, mientras la dimensión ‘pensada’ llamada género (que se debe distinguir de masculino-femenino) es considerada primaria.
Esta ‘abstracción’ del cuerpo humano y su base identitaria, se relaciona con la separación absoluta en la sexualidad entre las dimensiones placenteras,  afectivas y personales. Asimismo esta ‘construcción ideológica’ separa absolutamente unión y procreación en el significado del acto sexual. De donde, por último, separa totalmente la sexualidad del matrimonio y de la familia y  la familia de la unión varón y mujer, y de la procreación y educación.
A partir de esta ideología de género, se afirma que la identidad sexual es mera construcción y todo aquello que suponga alguna realidad objetiva en la sexualidad y que eduque según ella es discriminante, fóbica y debe ser perseguida.

Puntualizaciones.
Este largo párrafo – que por cierto pide muchas explicaciones y desarrollos – sirve para fundamentar algunas graves observaciones ante lo que se ha divulgado.
1)    No es verdad la relación entre no discriminación de las personas y la necesaria imposición de los postulados de la ideología de género.
2)    La ideología de género con todas sus consecuencias, impuesta por el imperialismo cultural no puede ser presentada como la única forma de concebir al ser humano, el sentido de su sexualidad, del matrimonio y de la familia.
3)    La  Iglesia, junto con gran parte de la humanidad, sostiene la verdad del cuerpo varón y mujer, orientados al matrimonio y a la creación de la familia. Por lo mismo tienen el derecho de educar según esta convicción, porque forma parte de la asunción de sí mismo y de la formación de la personalidad.
4)    Hay que notar la contradicción de esta ‘ideología dominante’ con la realidad. Por un lado ante los problemas de conducta – incluida la violencia -, todos apuntan a que las mayores causas están en la destrucción de la familia, y, al mismo tiempo, no sólo no se procura educar para formar familias, sino que se trata de deseducar para que no se constituyan familias (de paso se transgrede el mandato constitucional: Artículo 40.- La familia es la base de nuestra sociedad. El Estado velará por su estabilidad moral y material, para la mejor formación de los hijos dentro de la sociedad).

Imposición de la ideología en la enseñanza.

Conjuntamente, según trasciende de los diversos órganos de comunicación, se quiere imponer desde el Estado una forma única de educación de la personalidad, y de la identidad sexual, sometida a la ideología de género.
Esto significa ir a un sistema educativo que desconoce sea la libertad de los padres de elegir la educación de sus hijos – que incluye ciertamente la educación afectivo-sexual – como la libertad de enseñar según las propias convicciones.
En los hechos, bajo la plausible intención de proteger al discriminado, se impone  una educación según una ideología y se desata una inquisición impositiva y persecutoria contra las instituciones educativas que llega hasta los cuartos de baño y los uniformes, pasando por el uso de las redes educativas del plan ceibal.

Atentados contra la libertad de enseñanza.

Por otra parte, se ven nuevas consecuencias del incumplimiento de la Constitución de la República en materia de libertad de educación. No se da verdadera libertad de educación con el régimen al que estamos acostumbrados, de una enseñanza pública de conducción estatal llena de privilegios y que por vía de los hechos ha impuesto una suerte de agnosticismo religioso estatal, frecuentemente denostando la religión y las instituciones religiosas.
Una verdadera discriminación educativa se ha creado ante los padres que quieren hacer uso de su libertad de elección para sus hijos. Esta discriminación, especialmente contra los más pobres, no escuchamos que busque ser abolida, con una leal distribución de recursos para que los padres puedan elegir libremente.
Al contrario se quiere usar el aparato estatal para imponer la ideología de género incluso a las instituciones que rechazan esa idea y que en su ideario institucional proponen a los padres – para que elijan – otra concepción del hombre y su vida.
¿Dónde queda el artículo 68 de la Constitución?
Artículo 68.- Queda garantida la libertad de enseñanza.
La ley reglamentará la intervención del Estado al solo objeto de mantener la higiene, la moralidad, la seguridad y el orden públicos.
Todo padre o tutor tiene derecho a elegir, para la enseñanza de sus hijos o pupilos, los maestros e instituciones que desee.

Por último recordemos que esta libertad de enseñanza garantida por la Constitución de la República, no es una  concesión práctica, sino un derecho humano inalienable (cf. Declaración Universal de los Derechos Humanos n.18; 26,3; Convención interamericana de Derechos Humanos, 12).

En todo esto querríamos ver en los actores políticos una defensa práctica de los derechos humanos básicos y del Estado de Derecho.

Comentarios

  1. Muy bien! De acuerdo. No hay que ceder a la presión engañosa de una ideología y hay que garantizar los derechos humanos básicos de todas las personas.

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