El Papa ha hablado varias veces sobre el Concilio. Por un lado ha exhortado a leer los textos, a
dejarse guiar por lo que los Padres Conciliares aprobaron y no por impresiones
o slogans de propaganda, que falsean o limitan al Concilio.
Luego ha insistido en la lectura del Concilio como reforma en la
continuidad. Los Padres Conciliares no quisieron inventar una fe o una Iglesia,
sino llevar adelante la Iglesia en continuidad con la Iglesia desde los
apóstoles, por eso, el Concilio debe ser interpretado en continuidad con la Santa
Tradición de la Iglesia, y no en ruptura con el pasado.
De aquí que vivimos el Concilio en este Año de la Fe, de retomar y
profundizar la fe de la Iglesia Católica que recibimos de los apóstoles y de la
continuidad de la predicación de la Iglesia.
Pero también es una Tradición viva y hay que entender lo que el Concilio
quiso como una planta viva hacer crecer a la Iglesia. De aquí que ni es una
adaptación a todo lo que la gente o el mundo pretenda imponer: para eso somos
libres, en nuestra fidelidad a Cristo y a la Tradición de la Iglesia.
Pero también el Concilio, con su ‘ aggiornamento’ quiso ser una actualización y nos
impulsa a ser anunciadores del Evangelio en el mundo presente, ante nuestros
contemporáneos.
De aquí que estamos invitados a
ser discípulos y misioneros, anunciadores de Jesús, entregados a la nueva
evangelización de nuesrtros hermanos.
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