El mundo, el que se llama a sí mismo con capacidad crítica, continuamente ve en la Iglesia, o lo que le parece que coincide con el propio mundo - entonces la alaba - o los pecados de los miembros de la Iglesia - que también coinciden con el mundo - pero entonces la vitupera.
Sin embargo, los que realmente manifiestan la realidad más profunda de la Iglesia son los santos. Yno particularmente porque hicieran alguna acción que parezca buena a los hombres, sino por su particular docilidad a la gracia y voluntad de Dios, por su humildad y obediencia. Lo cual, ciertamente, también produce frutos de justicia, gracia y misericordia para con el prójimo.
Así el mundo cuando habla de la Iglesia, habla de poder, de ambiciones y muchos otros pecados, que si son reales no tenemos por qué ocultar, puesto que la Iglesia le canta a Jesús, el Cordero que quita los pecados de los hombres: tú solo eres santo.
Pero, lo que sí pide un espíritu más crítico y buscador de la verdad es reconocer - y para ello conocer - la variedad y el esplendor de la santidad de la Iglesia. Son los frutos más hermosos de la humanidad.
El 3 evocamos a San Martín de Porres, mulato, desclasado, humilde, enamorado de Cristo, servidor de pobres,enfermos y también de los animales.
El 4 a San Carlos Borromeo, de familia noble, emparentado con papas, de modo que junta a su santidad, la capacidad de mando, el gobierno de situaciones difíciles, el amor a todos, la entrega a los humildes.
¡Qué grande es la Iglesia en sus santos! Y cuánto bien haría que en la cultura común, en la enseñanza se diera a conocer a algunos santos. Daría un buen impulso a las nuevas generaciones.
Sin embargo, los que realmente manifiestan la realidad más profunda de la Iglesia son los santos. Yno particularmente porque hicieran alguna acción que parezca buena a los hombres, sino por su particular docilidad a la gracia y voluntad de Dios, por su humildad y obediencia. Lo cual, ciertamente, también produce frutos de justicia, gracia y misericordia para con el prójimo.
Así el mundo cuando habla de la Iglesia, habla de poder, de ambiciones y muchos otros pecados, que si son reales no tenemos por qué ocultar, puesto que la Iglesia le canta a Jesús, el Cordero que quita los pecados de los hombres: tú solo eres santo.
Pero, lo que sí pide un espíritu más crítico y buscador de la verdad es reconocer - y para ello conocer - la variedad y el esplendor de la santidad de la Iglesia. Son los frutos más hermosos de la humanidad.
El 3 evocamos a San Martín de Porres, mulato, desclasado, humilde, enamorado de Cristo, servidor de pobres,enfermos y también de los animales.
El 4 a San Carlos Borromeo, de familia noble, emparentado con papas, de modo que junta a su santidad, la capacidad de mando, el gobierno de situaciones difíciles, el amor a todos, la entrega a los humildes.
¡Qué grande es la Iglesia en sus santos! Y cuánto bien haría que en la cultura común, en la enseñanza se diera a conocer a algunos santos. Daría un buen impulso a las nuevas generaciones.
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