El Papa Francisco: el evangelio en un hombre.
El Evangelio
es el anuncio de alguien: de Jesús, Hijo de Dios, y por él de su Padre, y por
ellos del don del Espíritu Santo. Esa irrupción personal de Dios en la
humanidad es expresado en la predicación de Jesús, con una terminología judía:
el Reino de Dios se ha acercado, Dios viene a reinar, en persona, en medio de
su pueblo.
Por cierto
este reinado de Dios se puede expresar de diversas maneras, entre otras: el
perdón de los pecados, la reconciliación con Dios, la amistad con Dios, el amor
misericordioso del Padre, la nueva fraternidad de los hijos de Dios, la vida
santa, la vida eterna. Si se resume en términos de mandamientos: amarás al
Señor tu Dios, que te ama hasta entregar a su Hijo, amarás al prójimo como a ti
mismo, como te amó el Hijo. De aquí surge la misión: vayan por todo el mundo a
anunciar el Evangelio.
El anuncio de
que este reinar de Dios, de esta novedad absoluta – que se identifica con la
muerte y resurrección de Jesús – se puede y debe expresar de muchas maneras. Se
expresa de muchas maneras en el lenguaje, por eso el único Evangelio que es
Jesús, se redactó en cuatro evangelios, más las diferentes cartas y escritos. Pero,
más aún el único Evangelio, la vida nueva por Cristo en el Espíritu se
testifica en y por personas reales, idénticas en su fe, esperanza y caridad y
bien diferentes en múltiples aspectos. Así fue ya desde Pedro, Pablo, Bernabé,
Juan, María Magdalena y los demás testigos.
Hace un año
fue elegido para primer testigo actual, como obispo de Roma y Papa de toda la
Iglesia, un latinoamericano, rioplatense, argentino, porteño, con la
determinación de su propia familia; en cuanto a su concreción religiosa, un
jesuita, arzobispo de Buenos Aires.
Jorge Mario
Bergoglio, Papa Francisco, testifica el único Evangelio en un hombre, en un
tiempo, en una forma, en un estilo, que ha sido iluminador para toda la Iglesia
y para el mundo entero. No empezó con él una Iglesia nueva, ni un nuevo
Evangelio. Pero tampoco el Evangelio es un grabación ni la Iglesia una caja de
resonancia. En él resuena la novedad de Cristo para nuestro tiempo y por eso es
escuchado por multitudes.
La fuerza
iluminadora de Cristo, luz del mundo, que brilla en el rostro de la Iglesia,
por medio del Papa Francisco surge como un rayo nuevo, hace descubrir en forma
llamativa, impulsa con vigor la marcha de la humanidad a la que la Iglesia
sirve abriéndola al reinado de Dios. La forma tiene su importancia, porque
somos humanos, encarnados: saludo, sonrisa, tiempo, voz. Con ello se da la comunicación que es el anuncio del Evangelio. El fondo es la
reflexión, la contemplación y la vida del Evangelio de Jesús, que se trasmite
por medio del testigo. Ambos,forma y fondo, reflejan algo del esplendor de la gloria de Dios:
su ser, su amor, su misericordia, el acercarse Dios a reinar y la invitación a a entregarse con la fe a su reinado que hace nuevas todas las cosas.
Por cierto,
también están las otras dimensiones del servicio del Obispo de Roma, del Papa:
el gobierno, la discreción, la conducción de un pueblo tan vasto, tan variado y
complejo como es la Iglesia Católica. No hay institución semejante a ella en su
unidad y multiplicidad. En ella tiene un lugar de convergencia y unidad el servicio del sucesor de Pedro. La unidad como tal la hace el Padre, por Cristo en el Espíritu. Pero no es desencarnada, pasa también por el ministerio apostólico de los obispos y se concentra sacramentalmente en el obispo de Roma.
Que el Señor
le conceda al Papa Francisco todos los dones del Espíritu para la misión
maravillosa que le ha encomendado y que a todos nos dé recibir la luz del
Evangelio que por él nos trasmite.
UNA REFLEXION XOMPLETA E ILUMINADA, QUE AYUA A REZAR CON LA IGLESIA
ResponderEliminarDios te siga bendiciendo Mons. Alberto, hoy 20 de marzo fecha de tu ordenaciòn.
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