La Navidad - la verdad de la carne de nuestro Señor

A todos envío mi tarjeta y mensaje de Navidad,
que pueden encontrar en la página de la Diócesis
de Canelones
www.diocesisdecanelones.com

Agrego algunos pensamientos.
La Navidad es certeza, porque nuestra fe es sobre la realidad: un Niño. Y este Niño, fue grande, predicó
realizó signos, dio a conocer a Dios, su Padre, y a sí mismo como el Hijo, murió libremente y resucitó
glorioso.
Al hacerse hombre el Hijo, Dios de Dios, le  da la definitiva dignidad a cada ser humano.
Si por la creación, el  hombre es una imagen de Dios, por la encarnación está llamado a participar
de la misma naturaleza divina y, definitivamente su vocación es la vida eterna en la Trinidad.

Así, si por la razón podemos llegar a concebir que cada ser humano tiene una dignidad infinita, por
la Navidad, por el nacimiento de Dios en la carne, esa dignidad llega a su plenitud.

Por eso, el Evangelio que nos anuncia a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, nos anuncia también que cada ser humano es intangible, que la vida humana inocente debe ser protegida desde su concepción hasta la muerte.
Nadie, ni ningún parlamente tiene derecho a permitir la muerte de la criatura inocente, simplemente porque  la dignidad y los derechos de cada ser humano no son una concesión del poder público, sino que son ínsitos a cada ser humano y provienen  de Dios.

También nos anuncia la verdad del hombre, la carne de Jesucristo. Creados varón y mujer, el ser hombre o mujer, nos da una misma dignidad humana, pero también una diferencia irrenunciable. Nadie es autosuficiente en la experiencia humana, necesita de la otra experiencia. La mujer no conoce la paternidad por experiencia propia, debe recibirla del varón.  El varón no conoce la maternidad por experiencia propia, debe recibirla de la mujer. Y así la complementariedad necesaria para múltiples aspectos de la vida.

Es un camino de destrucción de la sociedad y de los hombres desconocer la diferencia de varón y mujer, su complementariedad, el sentido no de la sexualidad que uno quiera inventar, sino del sexo que ha recibido en su cuerpo  y en sus genes.
Jesús pues refrenda la verdad de que Dios nos creó varón y mujer, de que el matrimonio es la unión de varón y mujer, a los que se les entregó la facultad de procrear y educar, formando la familia.

Están totalmente relacionadas la verdad del nacimiento del Hijo de Dios en carne y la verdad de nuestra existencia de varón y mujer, del matrimonio y de la familia.

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