Il pesce d'aprile o que la inocencia te valga.
En Italia y en otros países se recuerda el 1º de abril, con este 'pescado de abril'. ¿En qué consiste?
En una broma más o menos aguda y más o menos pesada, semejante a las que nosotros hacemos el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, tomando desprevenido a la víctima, para luego hacerle caer en la cuenta de su engaño:, ¡qué la inocencia te valga!
Yo espero no hacer una inocentada, no pasar un 'pescado de abril', al retomar este blog que a penas había comenzado hace un año, recién nombrado obispo de Canelones. Tengo la ilusión de que podré dirigirme a más personas con este medio, y que verdaderamente podré cumplir con la primera función de un blog: publicar algo con cierta frecuencia, para que esté vivo.
Textos más formales - homilías, cartas pastorales - podrán verlas en la página de la Iglesia de Canelones (http://www.diocesiscanelones.com), así como más datos sobre su obispo - o sea yo - incluyendo fotos y más noticias.
En cambio aquí daré más noticias que quiero resaltar, o comentarios que quiero compartir.
Hoy quiero pelear un poco con los periodistas. Todos se creen sabiondos cuando se burlan de un hecho religioso y aún de un pensamiento religioso. Al que sabe algo sobre ello, le resulta ridículo por la ignorancia. Pero, al mismo tiempo hacen daño y se muestran muy petulantes.
Este viernes, en las primeras horas de la tarde, unos cuantos periodistas que están siempre en el canal oficial hablaban con un historiador, muy versado y que daba diferentes opiniones. Este señor, que en todos los temas históricos se mostraba muy cauto para opinar, y hacía muchas precisiones, mostrando su espíritu crítico, sin embargo, cuando hizo una cita de involucraba un pensamiento religioso lo hizo con suficiencia, burla y total carencia de análisis cientifico.
Él explicaba el complejo desarrollo histórico del Uruguay, que no tenía un sóla causa. Para mostrar un pensamiento contrario, citó a D. Juan Zorrilla de San Martín, en la inauguración del monumento a Artigas, en 1923, más o menos con esta frase: "¿en qué estaba pensando Dios cuando creaba el Uruguay?". Y agregó aproximadamente estas palabras: una afirmación así hace reír a todos los uruguayos. A esta maleducada afirmación se adhirieron los componentes de la mesa.
Pero no era una broma, un 'pesce de aprile'. La frase de Zorrilla es muy acertada. Muestra un pensamiento que es capaz de preguntarse por las razones últimas de la existencia. La frase de Zorrilla es además religiosa, racional y de un hombre piadoso, una virtud la piedad que no tiene por qué ser despreciada por quien no es piadoso, como si éste fuera un hombre superior.
En cambio el historiador y la mesa que rio con petulancia ignorante, no respeta a quien hace las preguntas últimas, sino que no respeta a gran parte de la población, a quién no sólo le interesa saber el lugar de Lord Ponsonby en una supuesta reconstrucción de los hechos, sino también le interesa preguntarse por su relación con Dios.
Al mismo tiempo el conjunto que allí estaba muestra una gran incapacidad para analizar las divesas formas de lenguaje. Cuando Zorrilla hacía esa pregunta sabía más sobre el proceso histórico del Uruguay, que mucho de los periodistas allí presente. Su pregunta no significa que Dios en un momento dado, fuera de su creación y de la historia de los hombres, como un mago sacó de la galera al Uruguay. El que lo entendió así, muestra su incapacidad de entender parte del pensamiento humano.
Zorrilla, en un discurso patriótico, quiso llamar a sus compatriotas a pensar en el origen primero, continuamente presente y último de la existencia, es decir, en Dios. Este pensamiento tan elevado es el de la mayoría de la gente y de la mayoría de los sabios en la historia de la humanidad. Y, al menos, como pregunta es pertinente a todos los hombres.
Muy ignorantes y muy intolerantes son los que pretenden proscribir tal pregunta y su respuesta a los demás, simplemente con un tono superior. Su cerrazón es tan grande, que se burlan del pensamiento abierto a preguntas que ellos no se hacen.
Pero, al mismo tiempo, no es una inocentada: ataca a otros, a quienes es bueno respetar.
En una broma más o menos aguda y más o menos pesada, semejante a las que nosotros hacemos el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, tomando desprevenido a la víctima, para luego hacerle caer en la cuenta de su engaño:, ¡qué la inocencia te valga!
Yo espero no hacer una inocentada, no pasar un 'pescado de abril', al retomar este blog que a penas había comenzado hace un año, recién nombrado obispo de Canelones. Tengo la ilusión de que podré dirigirme a más personas con este medio, y que verdaderamente podré cumplir con la primera función de un blog: publicar algo con cierta frecuencia, para que esté vivo.
Textos más formales - homilías, cartas pastorales - podrán verlas en la página de la Iglesia de Canelones (http://www.diocesiscanelones.com), así como más datos sobre su obispo - o sea yo - incluyendo fotos y más noticias.
En cambio aquí daré más noticias que quiero resaltar, o comentarios que quiero compartir.
Hoy quiero pelear un poco con los periodistas. Todos se creen sabiondos cuando se burlan de un hecho religioso y aún de un pensamiento religioso. Al que sabe algo sobre ello, le resulta ridículo por la ignorancia. Pero, al mismo tiempo hacen daño y se muestran muy petulantes.
Este viernes, en las primeras horas de la tarde, unos cuantos periodistas que están siempre en el canal oficial hablaban con un historiador, muy versado y que daba diferentes opiniones. Este señor, que en todos los temas históricos se mostraba muy cauto para opinar, y hacía muchas precisiones, mostrando su espíritu crítico, sin embargo, cuando hizo una cita de involucraba un pensamiento religioso lo hizo con suficiencia, burla y total carencia de análisis cientifico.
Él explicaba el complejo desarrollo histórico del Uruguay, que no tenía un sóla causa. Para mostrar un pensamiento contrario, citó a D. Juan Zorrilla de San Martín, en la inauguración del monumento a Artigas, en 1923, más o menos con esta frase: "¿en qué estaba pensando Dios cuando creaba el Uruguay?". Y agregó aproximadamente estas palabras: una afirmación así hace reír a todos los uruguayos. A esta maleducada afirmación se adhirieron los componentes de la mesa.
Pero no era una broma, un 'pesce de aprile'. La frase de Zorrilla es muy acertada. Muestra un pensamiento que es capaz de preguntarse por las razones últimas de la existencia. La frase de Zorrilla es además religiosa, racional y de un hombre piadoso, una virtud la piedad que no tiene por qué ser despreciada por quien no es piadoso, como si éste fuera un hombre superior.
En cambio el historiador y la mesa que rio con petulancia ignorante, no respeta a quien hace las preguntas últimas, sino que no respeta a gran parte de la población, a quién no sólo le interesa saber el lugar de Lord Ponsonby en una supuesta reconstrucción de los hechos, sino también le interesa preguntarse por su relación con Dios.
Al mismo tiempo el conjunto que allí estaba muestra una gran incapacidad para analizar las divesas formas de lenguaje. Cuando Zorrilla hacía esa pregunta sabía más sobre el proceso histórico del Uruguay, que mucho de los periodistas allí presente. Su pregunta no significa que Dios en un momento dado, fuera de su creación y de la historia de los hombres, como un mago sacó de la galera al Uruguay. El que lo entendió así, muestra su incapacidad de entender parte del pensamiento humano.
Zorrilla, en un discurso patriótico, quiso llamar a sus compatriotas a pensar en el origen primero, continuamente presente y último de la existencia, es decir, en Dios. Este pensamiento tan elevado es el de la mayoría de la gente y de la mayoría de los sabios en la historia de la humanidad. Y, al menos, como pregunta es pertinente a todos los hombres.
Muy ignorantes y muy intolerantes son los que pretenden proscribir tal pregunta y su respuesta a los demás, simplemente con un tono superior. Su cerrazón es tan grande, que se burlan del pensamiento abierto a preguntas que ellos no se hacen.
Pero, al mismo tiempo, no es una inocentada: ataca a otros, a quienes es bueno respetar.
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